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¿El tamaño importa?
Esta es una pregunta que históricamente ha traído muchas controversias al hombre, y es que respecto al ciclismo, solo tenemos que decir, que depende.
Durante mucho tiempo ha habido expectación respecto al equipamiento que llevan competidores de ciclismo de carretera, y es que para esta disciplina, el peso, la forma, las combinaciones y las utilidades de cada componente importan porque contribuyen a salir campeón. Ahora mismo vamos a hablar de las cubiertas, normalmente, estas deben de ser lo más finas posibles, puesto que otorgan puntos a la aerodinámica y que al tener menos contacto con el suelo hay menos resistencia, lo que proporcionaría un rodado más rápido.
Este argumento es válido, pero no del todo cierto, pues gracias a extensos estudios aerodinámicos, han concluido que a igual tamaño de cubierta y llanta la resistencia con el suelo disminuye, que en pocas palabras, si la llanta tiene una anchura máxima de 25, podemos usar tranquilamente cubiertas de hasta 25mm y obtener los mismos resultados.
Dicho esto, y para avanzar con las utilidades, otra de las dudas o mitos más frecuentes respecto a los neumáticos de carretera es la huella y el tamaño según el uso.
Respecto a la huella, hay bandas de rodados completamente lisas que sirven para la pista o para carreteras lisas para contribuir a la velocidad, las hay con una huella que permite poder rodar en carreteras mojadas (o para la lluvia), con huellas con tacos medios y grandes cuando ya te animas a rodar con terrenos, compactos, sueltos y adoquines.
Y el tamaño, para este caso, si influye, porque si la movida no es ir a toda ostia, sino más bien ir en plan ciclotour, gravel, paseo u otro, la idea también es poder absorber un poco de vibraciones, cosa que puede lograrse al montar unas cubiertas más anchas, si la horquilla y cuadro te lo permiten, o si en definitiva están diseñadas para eso.
Por su parte la disciplina de carretera es más concisa al momento de expandir sus gamas, pues las bicicletas no cuentan con amortiguaciones tan grandes como las de MTB, lo que se disimula un poco con las cubiertas.
Tubulares
Uno de los dilemas más comunes en el mundillo del ciclismo de carretera es el uso de tubulares, que son tan antiguos como el mismo ciclismo. Se cree que el tubular es un elemento elitista de uso profesional que se creó posterior a la cubierta y la cámara, pero lo cierto es que en la disciplina de carretera, fue al contrario. Se utiliza normalmente para fines competitivos por su alto costo, pues no solo es el tubular lo que se necesita para utilizarlo, sino que las ruedas tienen que ser específicas para este tipo de cubierta. Por su parte el sistema tubular se compone de solo 2 elementos el tubular y una superficie donde se pegara (con un pegamento específico para tubulares) el tubular a la rueda, cabe mencionar además que las llantas de tubular tienen forma convexa sin más, y son específicas para tubular (Normalmente toda es de carbono), por tanto no son compatibles para el sistema de convencional pues las llantas no cuentan con el anclaje o pestañas para montar una cubierta normal. El tubular cumple con la función 2 en 1, es cámara y neumático al mismo tiempo, por tanto después de ser adherida a la rueda solo se infla, por su parte exterior cuenta con una banda de rodadura que puede ser para distintos fines, es decir, que puede tener algún tipo de huella para carretera o totalmente liza para pista. El tubular resulta menos aparatoso que el sistema convencional pero más engorroso al momento de repararlo o cambiarlo. Por tanto al momento de tomar la decisión de utilizar o no tubular tenemos que considerar
